Nunca fue una buena idea jugarse el dedo meñique al mejor de tres partidas de billar con un checo borracho. Mucho peor si uno no sabe jugar al billar. Un bolazo en la cara y un dedo en un bote de espárragos en el frigorífico son consecuencias inevitables. Los días van pasando lentos como una manada de elefantes. Y yo felizmente desmembrado. S.
1 comentario:
Preciosa instantanea.Debilidad por los ferrocarriles de antaño.Te remito a mi último post.¡que viaje en el tiempo sin neutrinos¡.
Publicar un comentario