Mi afán de aprendizaje me ha llevado a embarcarme en la trepidante aventura del walk & talk. Son éstos unos paseos que se organizan los jubilados de la zona, y que consisten básicamente en echarse a un camino y darse a la charla. Me presento. Veinte señoras que me cuadriplican la edad, me saludan efusivamente. Me hacen rellenar un formulario en el que tengo que anotar las enfermedades y taras que traigo conmigo. Todas encantadas con mi salud de hierro, por cierto.
Bien. Es hora de echarse al monte. Yo me dedico a explicar a unas y a otras lo que me ha llevado hasta allí. Mientras bajamos, todo va bien, pero cuando llega la hora de subir, empiezan a aparecer sprays para asmáticos, que aquello parece la feria de la drogodependencia. No veía tanta sustancia inflamable desde hacía mucho tiempo.
El paseo bien bonito, eso sí. Y las amables señoras inglesas, que con sus pelos blancos rizados se mimetizan con las esponjosas ovejas del lugar. S.
2 comentarios:
Jejeje, ¿y no llevam pañuelo para que la lluvia no les estropee el peinado?
Pañuelo para la lluvia, falda de cuadros por la rodilla y catiuscas..
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