Cuando habíamos dado todo por perdido las Perseidas nos han devuelto a Pichote. Debajo de las tejas había hecho su nueva morada y del cuenco de la hoja de lombarda bebía cada mañana. Menos mal que las gallinas que persiguen todo lo que corre lo han acorralado, acobardado y doblegado a su avícola voluntad. Ahora esperaremos a que crezca para cubrir a la Braulia y multiplicar la familia. S.
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