martes, 11 de septiembre de 2012

Disgustos y confituras

Ayer salí de casa y me encontré una gallina colgada de las fauces de mi can. Resulta que no la había matado, si no agarrado y zarandeado por Dios sabe cuánto tiempo. Al tocar suelo la gallina presentaba un claro estado de shock: boca abierta, patas inestables y mirada perdida. La Martinis ya empezó a hacer obscuras predicciones respecto al futuro de "la Traumas". El caso es que ni mi flamante aprobado en psicopatología,  ni el incipiente, pero estrecho, seguimiento de las lecciones del encantador de perros, me ofrecían pautas de actuación ante un animal con claro instinto cazador, mucho miedo del ser humano y tendencia coprófaga irrefrenable. Como no le quiero pegar, que ya ha debido recibir lo suyo, traté de razonar con él. No sé, no sé... Antes en el pueblo, al perro que atacaba una gallina se le mataba. A mí se me hace mucho. Hoy la Traumas está como si nada y Spock parece haber entendido nuestro disgusto, porque comparten el melón que el Manis no quiso. La Martinis sigue haciéndome mermeladas y conservas. S. 

3 comentarios:

Gárate dijo...

Menuda pinta que tienen esos botes... ¿de que se trata? ¿Algún tipo de aprovisionamiento para el invierno que nosotros, la gente de ciudad, no entiende?

Ana Luna dijo...

A lo mejor solo estaban jugando a hacer el avión. Yo se lo hago a Luquitas, solo que en vez de agarrarle con los dientes, soy más de utilizar las manitas, algo difícil para un perrete. Yo confío en Spock. Las conservas tienen una pinta estupenda, mmmmmmm!

eMeOeLe dijo...

Spock 1 - Traumas 0.