Guijuelo es un pueblo que huele a jamón. Casi todas las casas tienen sótanos en los que guardan preciosos chorizos, morcones lustrosos, salchichones valientes y patas de cerdo sin depilar. Abren las trampillas los guijuelíes y recorre las calles el olor del pimentón y la carne curando. Yo me pongo a sudar. S.
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