miércoles, 12 de diciembre de 2012

La peña del bastardo


Hay una roca cerca de Alberguería que tiene un hueco en lo alto. En ella un pastor cada mañana vertía un cuenco de leche y silbaba una antigua canción.  No tardaba mucho en acudir a tomarse el desayuno un enorme bastardo que moraba por la zona. Después de libar hasta la última gota se tiraba el ofidio a reposar en un surco que la lluvia había tallado a su medida en esa misma piedra. Así fue y así debió de ser hasta que un día el pastor se tuvo que ir a la mili. Cuando tiempo más tarde volvió el pastor a la Alberguería, el basilisco que tenía buen saque pero mal olvidar, engulló de una vez al pastor al oírle silbar. Ya no está la culebra aunque persiste la peña. Y el otro día me contó una amigo pastor que cada mañana vierte un cuenco de leche en el hueco de una piedra y silba una canción de Bisbal que vuelve locas a las serpientes. S.

2 comentarios:

lucas dijo...

Vaya, siempre pensé que los granitos de Quilamas eran intolerantes a la lactosa. ¡Un beso!

nacho morera dijo...

Gran historia Selecto.Me encanta ese aire a leyenda